lunes, 2 de marzo de 2015

Hola, voy a volver a escribir.

Hace unos días que de vez en cuando me entra la necesidad de reflexionar sobre un tema. Y no sé dónde escribir... Porque oye, con todo esto que me está pasando últimamente, lo de escribir como que lo he dejado un poco aparcado. ¡Y eso no puede ser! Rebelión ya.

Así que nada, aquí estoy. De vez en cuando voy a intentar poner algo. No sé si alguien me leerá, pero da igual, aunque sea para mí... Este blog es un buen modo de mantener mis pensamientos mínimamente ordenados y encima cronológicamente.

Hay que escribir más.

viernes, 9 de agosto de 2013

A veces leo lo que escribía hace unos años y me caigo mal.
Me pregunto si me pasará lo mismo dentro de un tiempo con la yo de ahora...

jueves, 8 de agosto de 2013

Dónde fijarse

Hagas lo que hagas en el mundo del arte, no te fijes sólo en lo que han hecho otros en tu campo.
Fíjate en muchas otras cosas más. Aunque sólo hagas esculturas, ve al cine, escucha música, mira fotografía, diseño... y bueno, todo lo que caiga. Hasta observar el trabajo de un albañil puede ser constructivo. Cualquier influencia es buena y cuanto más se abran los horizontes, mejor.




martes, 6 de agosto de 2013

No está de moda ser optimista II

El otro día, en Facebook, me encontré con una foto que decía algo así como:
"Tu optimismo aburre."
Y me dio por pensar.
Claro, yo, desde fuera, debo estar rozando el límite para dar asco. Últimamente todo lo que publico o doy a conocer de alguna manera es una exaltación de mi energía positiva.




...
No hay que confundir el optimismo con la ingenuidad o el desconocimiento de la realidad. Que yo me muestre positiva ante la vida no quiere decir que no conozca lo terrible que puede llegar a ser. Creo que sé de sobra lo cruel que puede ser la existencia y las duras pruebas que te puede poner, incluso cuando realmente no estás preparado para superarlas. Si te pasas los días alimentando el espíritu pesimista, el día que de verdad venga un bache importante, ¿Cómo vas a reaccionar?
No podemos elegir lo que nos toca vivir, pero sí debemos decidir cómo tomarnos las cosas. No eres responsable de lo que te pasa, pero sí de tus respuestas ante las situaciones.


La esencia de la grandeza radica en la capacidad de optar por la propia realización personal en circunstancias en las que otras personas optan por la locura.

martes, 28 de mayo de 2013

La quesería suiza

Acabo de recordar, así, de repente, una de las experiencias más surrealistas que he vivido en mi vida. Y os la cuento aquí, por si a alguien le apetece escuchar una historia curiosa. 

Este verano pasado fuimos a un campamento en Suiza, y una de las cosas que hicimos fue visitar una Quesería auténtica, en mitad de la montaña y prácticamente inaccesible a no ser que se tengan unas buenas piernas. 
Para llegar al sitio en cuestión hacían falta unas varias horas de caminata, así que emprendimos la marcha como a las 6:30 de la mañana, si no recuerdo mal. Para empezar bien, ese día llovía bastante, y con la niebla matutina, os aseguro que tuve grandes tentaciones de "desaparecer misteriosamente" y quedarme durmiendo en la tienda. 
A pesar de eso, nos pusimos el chubasquero y empezamos a andar intentando ser felices y contentos. Yo no hacía una marcha decente desde hacía un montón de años (si es que a eso se le puede llamar marcha), y de verdad, me costó mucho. Al principio era llano, pero después hubo que subir andando por un sendero estrechísimo, más vertical que otra cosa, que tenía escalones de madera incrustados en el barro para que pudieses subir mejor (sólo los suizos se dedican a poner escalones por la montaña). Mis pies iban nadando dentro de las botas de lo mojados que estaban, y la niebla no se iba...
Hubo un par de momentos que me enfadé mucho y me quise plantar. Pero no sé, seguimos caminando (supongo que no era para tanto), y al final, llegamos a la Quesería.
El sitio en cuestión era inaccesible para cualquier vehículo, y aún así, ahí vivía una señora con su familia ordeñando vacas. Creo que coincidiré con todos si afirmo que estábamos hasta las narices y muertos de frío, pero ATENCIÓN, no llegaban a las 10 de la mañana, que era cuando la santa señora abría su chiringuito, así que, sí, nos dejó fuera, mientras llovía y no sé qué temperatura haría, rodeados de caca de vaca, hasta que a las 10 le dio por abrir.
Era una casa muy pequeñita, pero acogedora :) Nos sirvió varias tablas de quesos y leche recién ordeñada que me supo a gloria. Los que pudimos, nos cambiamos los calcetines y nos pusimos otros secos. La señora sólo hablaba alemán, así que menos mal que íbamos con Carlos, Edi y Sergio. Gracias a ellos pudimos entender el SEÑOR PRECIO que nos puso a los quesos y la leche.
No recuerdo cuánto era, pero sí la cara de susto que se nos quedó a todos. Menos mal que Bea llevaba el dinero en cuestión, porque me parece que no contábamos con eso, y no sé qué hubiera sido de nosotros. A lo mejor hubiéramos sido el próximo objetivo del ordeñamiento de la abuelita suiza.

En fin. Que no sé, me acuerdo ahora, en frente del ordenador en una casa en el mediterráneo, y pienso que sacado de contexto es una de las cosas más raras que me han pasado nunca.
Pero también una de las más bonitas :)